Cuando alguien me pregunta por mi profesión, suelo contestar que soy investigadora. Sin embargo tengo compañeros (de origen anglosajón, principalmente) que se definen como científicos. Y hete aquí que en estos últimos meses han vuelto a tomar forma e importancia palabras como pseudociencia, negacionistas... Así que será bueno reflexionar sobre cada uno de estos términos para saber qué implican y a qué me dedico...
Como ya mencionaba Hansson1, es muy probable que en nuestro día a día y en situaciones realmente cotidianas todos y todas investiguemos: nos planteamos hipótesis (miro por la ventana y veo nubes: parece que va a llover, mejor me llevo el paraguas), las ponemos a prueba (si acaba o no lloviendo pensaré lo útil o lo pesado que es cargar con el paraguas en el bolso) y establecemos conclusiones sobre las que creamos nuevas hipótesis (casi mejor que la próxima vez hago caso al hombre / mujer del tiempo).
Pero en ciencia vamos un paso más allá, aplicamos un método que es más riguroso, más exhaustivo, basado (para mi sorpresa) en la inducción (y no en la deducción)2. Repetimos de forma exhaustiva y protocolizada un experimento (cada mañana miramos por la ventana y analizamos cuántas nubes hay, qué aspecto tienen, qué vientos soplan, qué porcentaje de humedad se respira,...) hasta que de tanto hacerlo podemos establecer conclusiones generales2: si al observar el cielo está lleno de cúmulos y tenemos viento del sur, lo más probable es que no llueva3.
Analicemos la frase, indica "lo más probable", lo que quiere decir que la ciencia está abierta a nuevas posibilidades4, no está basada en una percepción subjetiva, sino que, con el conocimiento actual, esto será lo más probable, pero si aumentan los datos, la información cambia en algún momento, es posible que en un futuro, la conclusión fuese otra. Y esta es una de las principales diferencias que tiene la ciencia respecto a las pseudociencias. Las pseudociencias (o falsas ciencias) no suelen formular interrogantes reales, transparentes, sino más bien problemas para los que ya se tienen respuestas anticipadas; no proponen hipótesis ni explicaciones fundamentales y contrastables; no se proponen hacer contrastaciones objetivas de sus tesis y además desdeñan a quienes les presentan dudas razonables a las mismas. Se crea un círculo vicioso donde los creyentes en las pseudociencias intentan desacreditar (muchas veces mediante insultos y ofensas) a quien intenta mostrarles científicamente su error5.
La ciencia se basa en hechos, no en opiniones personales. Pero no sólo observamos lo que pasa (no sólo miramos las nubes) sino que tratamos de buscar una explicación a lo que ocurre (¿qué características tienen esas nubes concretas que cuando están en el cielo, lo más probable es que llueva?). Y tratamos de exponer y explicar lo que vemos con las palabras más claras, concisas y fieles posibles a la realidad, para evitar caer en posibles malinterpretaciones. Y aún así, debemos estar abiertas a que otros científicos lleguen y argumenten que nuestra teoría no es correcta y nos propongan mejoras. Y así, juntos, avanzaremos en el conocimiento... científico.
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