Ciencia comprometida


En la asignatura de epistemiología, nos han sugerido que seleccionemos alguna de las iniciativas descritas en Union of Concerned Scientist o en Council for Responsible Genetics y analicemos alguna de las noticias que se publican. Por cercanía a mi área de interés, he intentado acceder al CRG, sin éxito. De hecho, la propia Wikipedia habla de pasado de esta actividad. Así que he buceado por el UCS para ver cuáles son sus focos de interés: combatir el cambio climático, diseñar formas sostenibles de alimentación, energía y transporte, reducir el uso de las armas nucleares, proveer soluciones para la equidad racial y económica y, educar a la sociedad en temas políticos y científicos.

Si bien hay artículos del ámbito de equidad racial y sexual que han llamado mucho mi atención (os invito a leer sobre la distribución equitativa de la vacuna frente al COVID, las esterilizaciones forzadas en los servicios de inmigración y aduanas, la necesidad de una mirada más plural en los temas de cambio climático y energía...) he centrado mi trabajo en el artículo publicado por Astrid Caldas sobre la temporada de huracanes en el 2020:

El 1 de junio comienza oficialmente la temporada de tormentas huracanes y éstas se van nombrando con las letras del abecedario, alternado nombres de varón con nombres de mujer. Al parecer éste ha sido un año de records, tanto es así que el abecedario se ha acabado y se ha tenido que recurrir al albafeto griego para nombrar las últimas tormentas. Treinta en total. De éstas, trece se han convertido en huracanes (cuando el promedio es de seis). Especialmente llamativa la actividad en septiembre, con 10 tormentas, casi igual al número promedio de tormentas en una temporada entera, que actualmente es 12.

Toda esta lista de números no tendría más importancia que la curiosidad en sí misma sino fuera porque, desde mi opinión, permite vivir (a muchos individuos en primera persona y a otros tantos a través de los medios de comunicación) que, realmente, el cambio climático existe y no es una entelequia de los ecologistas. Y no es algo que se me ocurra a mí, de hecho, la propia autora señala que "Investigaciones han demostrado que la rápida intensificación se ha vuelto más frecuente en los últimos 40 años, un patrón que no es respaldado por modelos de variación climática interna por sí solos. Esto sugiere que el calentamiento global causado por el hombre podría ser un factor importante. Otro estudio determinó que la probabilidad de que un huracán se intensificara pasó de 1 en 100 a principios de los años 80 a 1 en 20 a mediados del 2005".

En nuestro territorio, sin llegar a vivir estas grandes tormentas, también nos estamos dando cuenta de que el clima está cambiando y aunque se viene diciendo desde hace años, no parece que haya grandes movimientos para reconvertir nuestros usos y costumbres con el objetivo de minimizar su impacto. Es hora de entrar en acción (de hecho lo es hace varios años) y lo dicen no sólo desde Union of Concerned Scientist, sino desde múltiples campañas... ¿Habrá llegado ya el momento de escucharlas?

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